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Recuerdan legado artístico de Fermín Revueltas

En el marco del 120 aniversario de su natalicio, la Secretaría de Cultura y el INBAL recuerdan el legado del dibujante, arquitecto, pintor y vitralista mexicano

Integrante de los grandes movimientos artísticos de su época —las Escuelas de Pintura al Aire Libre (EPAL), la vanguardia del estridentismo y el muralismo mexicano— Fermín Revueltas produjo una obra en la cual se reflejan las diversas luchas sociales, elementos naturales y mitologías cosmogónicas.


A 120 años de su nacimiento, el dibujante, arquitecto, pintor y vitralista es recordado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del Museo Nacional de Arte (Munal), en el marco de la campaña “Contigo en la distancia”.


El Munal resguarda diversas obras del artista, entre las que destaca El café de cinco centavos, acuarela que muestra la búsqueda de una nueva sintaxis del color propuesta por el estridentismo. Según la historiadora del arte, Rocío Guerrero Mondoño, en ella se puede apreciar, de forma extraordinaria, la modernidad de la urbe, la industrialización y la tecnología, en la cual la abstracción geométrica logra una composición paisajística con elementos de vanguardia.


Fermín Revueltas nació en Santiago Papasquiaro, Durango, el 7 de julio de 1901, en una familia de artistas conocidos como “Los Revueltas Sánchez”. Silvestre destacó en la música, Consuelo y Fermín en las artes plásticas, José en las letras, y Rosaura en la danza y la actuación.


En 1917, debido al conflicto revolucionario, Fermín fue enviado, junto con su hermano Silvestre, al Saint Edward’s University en Austin, Texas. Al año siguiente continuaron sus estudios en el Instituto de Arte de Chicago.


Para 1920, regresó a México para incorporarse a la Escuela de Pintura al Aire Libre de Chimalistac. Durante esta década estableció una estrecha amistad con el escritor Manuel Maples Arce —con quien editó la revista Irradiador en 1923— y el grupo de la vanguardia estridentista.


Asimismo, este prolífico pintor se relacionó con el naciente muralismo mexicano. Colaboró con Diego Rivera en su obra La creación, realizada en 1922 para el Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso, donde simultáneamente tuvo la oportunidad de trabajar en su primer mural titulado Alegoría a la Virgen de Guadalupe, finalizado en 1923.


Sin embargo, debido a diferencias ideológicas, Revueltas se distanció de Rivera para explorar su propio estilo, pero sin alejarse de la enseñanza impartida por su maestro sobre la encáustica (técnica pictórica en la que se aplica una mezcla fundida de cera y resina en un soporte rígido).


En sus producciones artísticas (obra mural, pintura de caballete, viñeta e ilustración) destacaron las diversas luchas sociales mexicanas, los oficios industriales, así como referencias a los elementos naturales y las mitologías cosmogónicas, cuyos discursos —herméticos e iniciáticos— proceden del simbolismo y el decadentismo finisecular del siglo XIX, entre ellas destacan: La indianilla, Puerto, Alegoría a la producción, Alegoría a la Virgen de Guadalupe, Bañistas, Danza de Yautepec y La danza del venado, entre otras obras.


A pesar de su temprana muerte, el 9 de septiembre de 1935, Revueltas dejó un gran legado que mostraba un México moderno que atravesaba por nuevos ideales de izquierda.


Uno de sus últimos murales, Alegoría a la producción, elaborado en 1934 por encargo del Banco Nacional Hipotecario, Urbano y de Obras Públicas, muestra un paisaje de fondo que se mezcla con una enorme presa hidroeléctrica, clara alegoría de la fusión entre la naturaleza y la tecnología.Rec

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