Humberto Armenta González, presidente del Consejo de Administración de Recsa, explica que el agua, un recurso vital para la existencia, desempeña un papel trascendental en todas las esferas de la vida humana. A medida que el tiempo avanza, nos enfrentamos a un problema creciente: la disminución en la calidad y cantidad de nuestros recursos hídricos, agravada por un aumento en los eventos de inundaciones y sequías atribuibles al cambio climático.
Ante esta realidad ineludible, resulta urgente mejorar la gestión del agua para satisfacer las necesidades básicas de la población y respaldar las actividades económicas actuales sin poner en riesgo el bienestar de las futuras generaciones.
El agua es un recurso que con frecuencia escasea en el lugar adecuado, en la calidad necesaria y en el momento preciso.
Humberto Armenta, dice que la infraestructura hidráulica se erige como una pieza fundamental para garantizar la seguridad hídrica, es decir, la capacidad de una población para asegurar un acceso sostenible a cantidades adecuadas de agua con una calidad aceptable. Esta infraestructura permite captar, almacenar, transportar, purificar, distribuir y medir el agua, además de recogerla, depurarla y devolverla a su origen.
La seguridad hídrica plantea desafíos que van más allá de la simple cantidad de agua disponible; la calidad del recurso es esencial para el uso previsto. En México, el 76% del agua se emplea en la agricultura, el 14% en el suministro público, el 5% en las termoeléctricas y otro 5% en la industria, según estadísticas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Dado que el sector agrícola es el mayor consumidor de agua, la optimización de su uso podría tener un impacto significativo en la producción de alimentos, lo que, a su vez, podría mejorar la seguridad alimentaria y reducir la pobreza, especialmente en las áreas rurales, donde reside el 21.4% de la población mexicana, una población a menudo afectada por problemas de desnutrición y obesidad al mismo tiempo, comenta Humberto Armenta.
En México, la distribución de los recursos hídricos y su contribución económica varía significativamente. Las regiones central y norte del país cuentan con el 33% de los recursos hídricos y aportan el 83% del Producto Interno Bruto (PIB), albergando al 77% de la población. En contraste, las zonas del sur y sureste, que disponen del 67% del escurrimiento nacional, solo cuentan con el 23% de la población y contribuyen con el 17% del PIB, según datos de la Conagua.
Es fundamental tener en cuenta que México se encuentra en el lugar 24 de 164 países en términos de estrés hídrico, según el World Resources Institute. La actual sequía que afecta a diversas regiones del país debe ser tomada como una seria advertencia que nos insta a priorizar esta cuestión en la agenda nacional.
Raúl Rodríguez, presidente del Consejo Consultivo del Agua, enfatizó: "En el tema del agua, todos somos responsables, y desde nuestras respectivas trincheras, debemos aportar soluciones que ayuden a abordar el problema de estrés hídrico y garantizar el acceso al agua para todos los mexicanos".
La forma en que gestionamos el agua es el principal reto para preservar nuestro entorno natural, la biodiversidad y, sobre todo, para proteger a las personas. En la Conferencia de la ONU sobre el Agua 2023, un evento que marcó la primera reunión de su tipo en 50 años, António Guterres, Secretario General de la ONU, destacó el agua como "el bien común que nos une a todos". Subrayó que el agua debe ocupar un lugar central en la agenda política global, ya que está intrínsecamente vinculada al desarrollo sostenible, la lucha contra la pobreza, los sistemas alimentarios, la generación de empleo y los derechos humanos.
La solución a estos desafíos es tarea de todos. Debemos educar y concienciar sobre el uso responsable del agua, promover políticas de gestión hídrica efectivas y modernizar nuestras infraestructuras con tecnología avanzada. Además de invertir en nuevas infraestructuras, es fundamental llevar a cabo investigaciones, capacitar al personal técnico tanto en el sector público como en el privado, coordinar esfuerzos entre las autoridades responsables del agua y la agricultura, abordar los problemas sociales y medioambientales, y poner fin al retraso en el mantenimiento de la infraestructura existente.
La gestión correcta del agua es un reto urgente que afecta a todos los aspectos de nuestra vida y nuestro entorno. La seguridad hídrica es básica para nuestro bienestar presente y futuro, y requiere un esfuerzo conjunto y la colaboración de todos los sectores para garantizar un suministro sostenible y de calidad de agua para todos los ciudadanos.
Humberto Armenta González es presidente del Consejo de Administración de Recsa.
Comentarios