Este 23 de agosto la UNESCO honró la memoria de los hombres y mujeres que, en 1791 en Santo Domingo, se sublevaron y allanaron el camino para poner fin a la esclavitud y la deshumanización.
En un comunicado, Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, rindió un homenaje a la humanidad que vivió este flagelo social y celebró la abolición de este mal, que aún no está desterrado del todo en nuestra convivencia política. A continuación su mensaje.
A través de ellos, rendimos tributo a la memoria de todas las víctimas de la trata y la esclavitud. La lucha contra la trata y la esclavitud es universal y permanente. Por ello, la UNESCO encabezó los esfuerzos encaminados a proclamar el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, que recuerda la lucha decisiva librada contra el sistema esclavista por aquellos y aquellas a quienes se negó su propia humanidad.
La historia de la trata de esclavos es el resultado de una concepción racista del mundo. Erigida en sistema de pensamiento, esta concepción fue la base de prácticas políticas, económicas y sociales profundamente injustas, reconocidas ahora como crimen de lesa humanidad.
Desde hace un cuarto de siglo, el proyecto de la UNESCO “La Ruta del Esclavo: resistencia, libertad, patrimonio” obra para ayudar a los gobiernos, las universidades, los medios de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil a examinar este trágico capítulo de nuestra historia, combatir el olvido y la negación de un pasado que, sin embargo, se ha documentado ampliamente y dar a conocer este patrimonio en toda su complejidad.
Se trata de un proyecto clave del Decenio Internacional de los Afrodescendientes, puesto en marcha por las Naciones Unidas en 2015.
Este proyecto aspira a deconstruir los mecanismos retóricos y pseudocientíficos utilizados para justificar ese sistema. Esa lucidez es el requisito fundamental para la reconciliación de la memoria y la lucha contra todas las formas contemporáneas de esclavitud y discriminación.
En todo el mundo, los hombres y mujeres afrodescendientes siguen sufriendo a diario este legado funesto, a veces hasta la muerte.
En este día de conmemoración, la UNESCO reafirma su apoyo a los Estados Miembros para que, juntos, concibamos nuevas formas de acción destinadas a acabar con la discriminación racista.
Ha llegado el momento de abolir de una vez por todas la explotación humana y de asegurar el reconocimiento, en todas partes, de la dignidad igual e incondicional de las personas. Recordemos hoy a las víctimas y a los luchadores de ayer para que las generaciones futuras encuentren en ellos el coraje necesario para construir sociedades justas.
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